Özil se fue con Wenger, pero Isco viste también fracs a medida. Muchas ganas por ver a Bale. Mala pata, un pinchazo en el calentamiento le privó de su estreno casero. También 'mala pata' de Pepe con el gol de Lafita cambiando la trayectoria, de sopetón. El Madrid se sobrepuso al infortunio con el aplomo distribuidor de Illarramendi, los latigazos de Di María, omnipresente, y una pizca de suerte en sus dos primeros goles. La segunda parte sacó el magisterio de Isco, pases, controles y también en su gol, casi tanto como la tarde negra de Benzema, que sufrió un calvario por su puntería en tres ocasiones, dos de ellas de cabeza a puerta vacía. El Bernabéu, que pidió varias veces a Morata, no fue cruel y el delantero, arropado por sus compañeros, no fue despedido de mala manera, contención y hasta aplausos. Lo agradecerá quien no es un nueve puro, como agradece el público la chistera del seductor Isco, la puja de Carvajal y la solidez de Illarra, aspirante a Xabi Alonso.
Función con inicio loco donde reía el visitante pese a que salió el local al abordaje. Cristiano define defectuoso una buena contra lanzada por Illarra hacia Di María, un ventilador que estuvo en todos sitios. Despeja la defensa el disparo mordido del portugués y casi seguido Lafita, al otro lado, canta el bingo. Un tiro desde la frontal del mediapunta, el balón pega en Pepe y le cambia la trayectoria totalmente a Diego López. Le costó al Madrid coger el hilo con Cristiano tendente hacia el centro, con pocas vías. Solo Di María funcionaba al 100%, con el mediocentro Illarra en la distribución, in crescendo en su autoridad. Y tuvo que ser a balón parado el primer gol, en la que CR7 pilló la espalda en una falta lateral horriblemente defendida por los azules. Controló con la uña y remató forzado, Moyá no atrapó el balón y Pepe, en su desquite del otro área, empató el partido en boca de gol. Tranquilizó al Bernabéu, pero...
cortesia elmundo.es
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