Dadas las restricciones a las importaciones de tripas sintéticas para la fabricación de embutidos, la industria que se ocupa de la produccion de los mismos tendria que cerrar en Argentina. El hecho es que la importación de embutidos, jamones y similares ha caído a niveles preocupantes, ya que la industria nacional no es capaz de manufacturar esos productos ni a volumenes ni a niveles semejantes. Además, la mayor parte del volumen de embutidos es dirigido al consumo de las clases menos pudientes, cayendo entonces la ingestion de proteínas alimenticias. La carne de vacuno, el pescado y el pollo se han transformado en productos de lujo (inflación de aproximadamente 25% en 2012, nivel no aceptado por el gobierno) y la clase media no tiene capacidad de compra de los mismos.
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cortesía clarín.com.ar
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