Está en todas las cocinas, es rápido, cómodo y en algunos (tristes) casos, es lo único que la gente entiende como cocinar: calentar en el microondas comida precocinada o congelada. Pero al mismo tiempo hay voces que atribuyen al microondas todo tipo de males, desde destruir el valor nutricional de la comida hasta nada menos que contaminar el agua al calentarla y cómo no, producir cáncer.
Lo primero que tenemos que saber es cómo funciona un microondas. Desde el punto de vista de la salud, hay dos tipos de radiaciones: ionizantes y no ionizantes. Por ejemplo, los rayos gamma, que emiten los elementos radiactivos, sí son ionizantes, y peligrosos, porque pueden alterar el ADN de tus células. Las radiaciones de microondas son ondas electromagnéticas, con una frecuencia cercana a la de tu teléfono móvil. Estas radiaciones de microondas son no ionizantes, porque no tienen energía suficiente para cambiar las moléculas.
El calor no es más que la vibración de las moléculas que componen la materia. Las microondas hacen vibrar las moléculas de agua que contiene la comida, y de este modo la calientan. Nada más.
El horno de microondas se inventó por accidente, cuando un ingeniero de radar se dio cuenta de que el chocolate que había dejado delante de una antena se derretía. Los primeros modelos comerciales aparecieron en los años 60. Eso quiere decir que ha habido mucho tiempo para inventar historias de terror y leyendas urbanas.
cortesia elmundo.es
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