jueves, 10 de enero de 2013

SALVADOS POR LOS ABUELOS TASMANIA


"Vimos un tornado de fuego que venía hacia nosotros. Todo ardía a nuestro alrededor y se escuchaban explosiones. Entonces, corrimos al muelle", dijo Tim Holmes, un habitante de la isla de Tasmania que junto a su mujer, Tammy, salvaron la vida de sus cinco nietos de las llamas al arrojarse al agua y resguardarse debajo de un muelle. El hecho ocurrió el pasado 4 de enero pero en las últimas horas el caso salió a luz luego de que se divulgarán las fotos tomadas por Holmes. Los siete estaban en una casa en la localidad de Dunalley, en el archipiélago donde se han registrado algunos de los más de 140 incendios que aún arden en Australia, muchos de ellos fuera de control.  Al ver las llamas, los abuelos decidieron huir hacia el muelle con sus nietos, quienes tienen de 2 a 11 años de edad, tres de los cuales no saben nadar. Luego decidieron meterse al agua y sostenerse del muelle. Fueron tres horas cargadas de dramatismo, según informan las agencias."El aire estaba muy contaminado, muy tóxico, y nos costaba respirar. Había tanto humo y tantas cenizas que sólo había dos o tres centímetros de oxígeno arriba del agua", dijo Tim, un galés afincado en Australia desde hace 30 años, quien tomó las fotografías.  El abuelo contó que mientras estaban en el muelle el fuego estuvo muy cerca de ellos y en algunas ocasiones debió arrojar agua para apagar las llamas.  Por su parte, la abuela, Tammy, por momentos debió sostener a todos sus nietos, Charlotte de dos, Esther de cuatro, Liam de nueve, Matilda de 11 y Caleb de seis años, y hasta a la mascota, el perro Polly.  Los cinco niños habían quedado en casa de sus abuelos debido a que su madre, Bonnie Walker, estaba en un entierro. "Recibí un mensaje de mis padres que decía que habían logrado salir de la casa, pero que aún permanecían atrapados por el fuego", recordó Bonnie."Pocos minutos más tarde, recibí una imagen muy angustiante de todos mis hijos bajo el muelle, junto a mi madre. Me horroricé. Tres de ellos no saben nadar, así que supe que sería un desafío enorme mantenerlos a flote durante mucho tiempo. Comencé a rezar como nunca antes y, por suerte, esos rezos fueron escuchados", agregó.

cortesia elobservador

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