Se dice que el presidente de Uruguay, J. Mujica, es el presidente mas pobre del mundo. No estamos seguros sobre el significado de esa denominacion "pobreza", ya que ese señor ha podido hacer construir una casa, pequeña, pero casa al fin. No es solo una casa, sino que también posee un pedazo de tierra, que Mujica llama chacrita o quintita. Posiblemente esos diminutivos sean el 'arma' para aparentar menos que mas...! Además, imaginamos que ese presidente utiliza los equipos, utiles, y herramientas que todo presidente 'absorbe' cuando llega al poder. Por ejemplo, los verbos comer, beber, viajar, visitar otros mandatarios, son algo que lo mantienen entretenido y lleno de vida, sin sufrir lo que la verdadera pobreza significa. Ademas, conduce su VW, uitliza gasolina, y mantiene perro/s, planos y niveles a los que la pobreza no tiene acceso. O nos estamos equivocando? Si lo estan comparando con aquellos mandatarios que ganan muchos miles de dolare/euros por mes, entonces si que tendria"un menor poder adquisitivo"....!.
cortesia canardenchaine...
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Asunto: FW: La ostentacion de la pobreza.
ResponderBorrar(periodista uruguayo) Gustavo Toledo Diciembre 7, 2012
"Se remanga el polar que lleva puesto para meterle mano al motor de su escarabajo(VW) azul, al que luego se trepa para dar una vuelta por la chacra. Lo mismo hace con uno de sus tractores, ante la cámara de TV. Vaso de whisky en mano, muestra su alcoba sin el menor pudor: el colchón desnudo, las almohadas y frazadas amontonadas sobre una silla, el sol del mediodía reflejado en los vidrios de un mueble multiuso. Acto seguido reflexiona sobre su relación con la naturaleza y el sentido de la pobreza: “Yo tomo la austeridad como camino y el renunciamiento, (ando) liviano de equipaje para hacer lo que a mí me gusta”. La cámara se posa en su perra coja, en el pasto alto que rodea su casa y en la ropa tendida frente a la ventana.
Sí, en efecto: el protagonista de esta puesta en escena no es otro que nuestro presidente, José Mujica Cordano. Basta con entrar a la página web de BBC Mundo para ver con algo más de detalle cómo nos ven desde afuera y —sobre todo— qué es lo que este señor quiere que vean de nosotros. Y subrayo el “nosotros” a propósito.
Cuando el presidente sale al exterior o concede una entrevista a algún medio extranjero, como en este caso, nos representa a todos. Él lo sabe — ¡claro que lo sabe !—, pero prefiere priorizar su marketing personal y dejarnos ante el mundo como un pueblo de impresentables. Su objetivo no es mostrarle al mundo que Uruguay es un país serio y confiable, sino venderse a sí mismo como un outsider. Como una rara avis. Como un antisistema. Como un hombre desprendido que vive a contramano de los usos y costumbres de su época. Se jacta de no usar Twitter ni correo electrónico y de tener como medio de comunicación un viejo celular plegable, atado con una banda elástica. Al igual que esa aristocracia de cabotaje que aparece todas las semanas en la revista Galería exhibiendo sus joyas, autos y ropa de marca, el presidente gusta de ostentar su pobreza impostada (su patrimonio de algo más de doscientos mil dólares dista de ser el de un indigente). Le gusta sobreactuar para la cámara y venderle a los de afuera (y de paso también a los de adentro) que somos “eso”.
Que el presidente guste de vivir así, no está en tela de juicio; forma parte de su esfera privada. No seré yo quien cometa el error de referirme a su casa como “sucucho”, ni tildarlo de mala manera. Que exagere su personaje y mire de reojo a quienes viven de otro modo, es lo cuestionable. Pero más aún que pierda de vista su investidura y los eventuales efectos que su lenguaje, aspecto y modo de vida pueden generarle al país. Después de todo, en el mundo exterior el protocolo, las buenas maneras y la prolijidad siguen teniendo algún valor.
“No me disfrazo de presidente, (yo) sigo siendo como era”, comenta orgulloso, como si usar traje y corbata fuera cosa de 'pitucos' y residir en Suárez y Reyes(residencia presidencial) implicara claudicar a algún principio. Cree haber inventado la pólvora, cuando ya está inventada desde hace rato... La Señora del General Gestido baldeaba la vereda de su casa y cosía su propia ropa. Tomás Berreta provenía de un hogar humilde y durante el corto tiempo en el que ejerció la presidencia, al término de cada jornada de trabajo se cambiaba de ropa y se iba con su nieto a la chacra familiar a podar las vides y fumigar los frutales. A ninguno de ellos se les reprocha haber actuado de modo indigno o lesionado la imagen del país. Por el contrario, fueron ejemplo de decoro y austeridad republicana.
Pobreza no es sinónimo de grosería sino de dignidad, cuando está asociada a las ansias de superación, al valor del trabajo y al mérito del estudio.
El camino que nos ofrece el Presidente de la República no es precisamente ese, sino el del 'pobrismo'; el atajo más corto hacia sus admirados Kung San."
cortesia gustavotoledo/periodista