Poco más de un año después de las elecciones que ganó cómodamente, la presidenta argentina afronta una nueva jornada de protestas en su contra, la segunda en apenas dos meses, con una popularidad en clara caída y un descontento de la población que crece cada día. Esta cacerolada del dia de hoy, que ha sido bautizada como "8-N" y convocada en las redes sociales, sucede a la protesta del pasado 13 de septiembre que significó una de las mayores manifestaciones contra C. Kirchner desde que fue elegida por primera vez en el año 2007. La inseguridad, el llamado "cepo" al dólar, como se conocen popularmente las restricciones cambiarias impuestas por el Gobierno, y la posible reforma constitucional que abriría la puerta a un tercer mandato a la presidenta han generado esta nueva protesta.
Ademas, el gobierno ya parece haber comenzado su trabajo otorgando más "derechos" a los jóvenes de 16 años, que ahora ya podrán votar. Como era de esperar, la iniciativa se ha politizado progresivamente y partidarios y detractores han iniciado una "guerra de afiches" en internet mientras aumentan las voces de los dirigentes de oposición que se suman a la movilización, como el alcalde de la capital, el conservador Mauricio Macri: "El 8-N nos representa como argentinos y como hombres libres que queremos vivir mejor, con respeto, con tolerancia y poniendo la energía en construir y no en agredir". Algo que diferencia esta convocatoria de otras es que el gobierno y todo el kirchnerismo se han puesto especialmente nerviosos. Por un lado el ministro Julio De Vido, responde a Macri y le pide "que se ponga al frente de la protesta" y se presente a elecciones, "que es la manera que en democracia se elige a quien gobierna".
Otro que ha reaccionado es Aníbal Fernández, senador justicialista y ex jefe del gabinete de la presidenta. Para él, la protesta del 8 de noviembre está financiada por "viejos remanentes de lo que fuera el golpe militar y gente ligada a lo más rancio de la extrema derecha de la Argentina". Uno de los referentes del grupo de intelectuales kirchneristas ha señaladó que detrás se oculta "una idea de derecha conservadora y en muchos casos con rasgos francamente de prejuicio e incluso de racismo también". El mismo medio de comunicación publica las declaraciones de un politólogo "teórico del populismo admirado por Cristina Kirchner" y actual profesor de la Universidad de Essex, en Gran Bretaña. Desde su punto de vista, "el 8N es la expresión del malestar de una Argentina que está muriendo" y "una movilización sobre la base del antigobierno pero sin metas claras". Pero no sólo se trata de políticos e intelectuales. El diario La Nación apunta a que varias "agrupaciones identificadas con el Gobierno" han comenzado a utilizar las redes sociales para "contrarrestar la convocatoria". Con la campaña "8-N Yo no voy" intentan explicar por qué no estarán en la protesta. En su página de Facebook, señalan que "es indiscutible que el 8-N la inmensa mayoría de los ciudadanos no saldremos a golpear cacerolas" y por eso buscan "dejar testimonio de los motivos por los que nos vamos a quedar en nuestras casas, para que nadie pueda decir luego que hubo una 'mayoría' que acompañó en silencio". Para medios de comunicación y opositores, esta campaña contra el 8-N está financiada por el propio gobierno. Parece que "todos los días se crean entre mil y 1500 perfiles de Facebook y en Twitter falsos que hacen campaña contra el 8-N" y para eso "el gobierno ha contratado agencias o individuos".
En medio de esta convocatoria, lo cierto es que Kirchner sufre una clara caída en su popularidad. Así, una última encuesta de Management & Fit señala que seis de cada diez argentinos desaprueba su gestión y más del 80% se opone a una eventual nueva reelección. Además, un sondeo divulgado esta semana reveló que un 40% de los consultados cree que la jefa de Estado está perdiendo el control del Gobierno, mientras que un 20% está convencido de que ya lo ha perdido. Un analista ha señalado que entre las razones del desgaste están "un déficit de gestión, con improvisación y decisiones radicalizadas, como la expropiación de YPF, y el cepo del dólar, lo que genera una división con la clase media, un sector que en parte apoyó a Cristina hace un año en las elecciones". Para otro analista, Kirchner actuó tras su triunfo electoral "como si tuviera todo el poder sin control y la sociedad reaccionó con temor a ese exceso de poder"
cortesia libertaddigital
La prensa internacional comenta el numero de asistentes a los cacerolazos/caceroladas de los argenbinos contra el gobierno de su pais. Tambein hemos leido que estos cacerolazos no ayudan en mucho, y que lo mejor que podrian hacer seria involucrarse en la politica y practicar su civismo "a priori", no despues que los gobnernantes han sido elegidos por "mayoria". Quien tiene razos sobre este tema tan candente? La gallina o el huevo?
ResponderBorrarcortesia canardenchaine
Miles de personas marcharon el jueves en la noche por las calles de la capital de Argentina, y en diversas ciudades del país. Los inconformes gritaban "no tenemos miedo" mientras se dirigían al Obelisco, uno de los monumentos emblemáticos de Buenos Aires, en rechazo a la inflación, la delincuencia y la corrupción. En una marcha organizada en las redes sociales, los manifestantes convergieron en la Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada, en medio de un calor sofocante del verano . Los manifestantes hicieron resonar cacerolas, hicieron silbatinas y sostuvieron pancartas que decían "Basta de argentinos muertos por la inseguridad, basta de corrupción e impunidad, no a la reforma de la constitución". Agentes de la policía dijeron que la multitud de manifestantes alcanzaba al menos 30.000 personas, mientras que la prensa local dijo que fueron cientos de miles. Los manifestantes comenzaron a irse a su casa poco antes de la medianoche, no obstante continuaba atestada la Plaza de Mayo.
ResponderBorrarQué se vayan todos!" era el grito clásico de los cacerolazos que obligaron la salida de gobernantes. Argentina quedó prácticamente ingobernable hasta que N. Kirchner asumió la presidencia en 2003. Los simpatizantes de la mandataria salieron en su inmediata defensa cuando advirtieron que la movilización sería de gran escala, después de que ignoraran dos protestas previas este año.Los que apoyan a C. Kirchner criticaron a los manifestantes y los describieron como ricos. Kirchner no se refirió a la manifestación en su contra en un acto oficial que encabezó el jueves. Pero defendió su gestión y la de su marido N. Kirchner "En épocas de bonanza es fácil dirigir un país, pero hay que dirigirlo cuando todo se venía abajo, como en el 2003, en el 2008, o en el 2009", al aludir a las crisis anteriores. Además, instó a "no aflojar nunca, jamás, ni en los peores momentos... porque en los peores momentos es que se conoce a los verdaderos dirigentes de un país". Según encuestas, ningún sector político tiene el firme apoyo de la ciudadanía. La delincuencia fue el punto de mayor preocupación para los detractores de la presidente. Los periódicos difunden a diario diversos robos a casas en las que grupos armados atacan a los integrantes de las familias hasta que las víctimas entregan el dinero que muchos guardan en sus casas. Mucha gente no ahorra en los bancos despues que el gobierno congelara las cuentas y devaluara la moneda en 2002. La inflación también causa disgusto, pero el gobierno difunde índices que la establecen en 10% anual o en una tercera parte de los cálculos de los economistas del sector privado, lo cual causa las críticas de diversos sectores. La frase "Cristina o nada" aparecía en los flancos de los inmuebles alrededor de la Plaza de Mayo, un sitio emblemático frente a la Casa Rosada. Los manifestantes en la Plaza de Mayo tenían pancartas en las que acusaban de arrogante a la mandataria. Mientras algunas pancartas contenían listas largas de demandas, otras decían "BASTA "."Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que Kirchner ha hecho, pero no con sus métodos", dijo una psicóloga. "El estado tiene que hacer todo dentro de la ley, de lo contrario fácilmente podría caer en terrorismo de estado", agregó.
cortesia elobservador.uy