Serán otros los tiempos para el PRI. La capacidad de imponer planes de gobierno ya no dependerá del ejercicio monopólico del poder, como ocurria, durante siete décadas cuando era partido único en Mexico, sino más bien de la habilidad y el talante negociador del nuevo presidente Enrique Peña Nieto. Además, el artido de la revolución mexicana regresa al gobierno con menos apoyo electoral que en anteriores oportunidades y con una oposición de izquierda, menos afín a las propuestas priistas que el aún gobernante PAN. López Obrador, al igual que en 2006 cuando resultó segundo en la competencia electoral, se niega aceptar el resultado oficial anunciado tras los comicios. El candidato del bloque formado por el Partido de la Revolución Democrática, y otras colectividades amenazaron con impugnar el veredicto de la justicia electoral que se espera para este miércoles.
La actitud del líder izquierdista es una clara señal para Peña Nieto de que tendrá del otro lado a un combativo opositor.. El PRD consiguió reducir la diferencia de votos entre los que marcaban los sondeos previos y los definitivos. Obtuvo casi cuatro puntos menos que en la elección de 2006, cuando fue vencido por Felipe Calderón.
cprtesia elobservador
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