La vida de Henry de Toulouse-Lautrec fue corta pero notable. Nació en una familia de terratenientes, pero él prefería la compañía de deshonrosos y practicamente paso su vida en Montmartre. Su padre esperaba que se dedicara a la falconeria, caballeria y otros. Pero Henry se fracturo ambas piernas en un accidnete de infancia, quedando raquitico y delicado de salud, por lo que fue claro que nunca podría llevar a cabo una vida física ardua.
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Los huesos de Lautrec nunca soldaron apropiadamente, y su deformidad física siempre hizo de él un objeto de curiosidad pública. Encontró inspiración artística, en los halls musicales de Montmarte que comenzó a frecuentar luego de su llegada a París en 1884. Desde aquella fecha hasta su muerte en 1901 fue una figura familiar en diversos café-concerts, cabarets, y salas de danza donde tenía una mesa especial y donde observaba y esbozaba los actores, bufones, bailadores, y cantantes. En este ambiente fue aceptado sin repugnancia y era disfrutado por su charla bromista. En diez años de madurez artística entre 1889 y 1899, produjo un prodigioso número de dibujos, litografías, carteles y pinturas. La disipación ruinosa produjo finalmente un colapso físico y mental en 1899, y murió de un ataque menos de dos años después, a la edad de treinta y siete.
La influencia artística determinante en Lautrec fue Degas, a quien probablemente había conocido en 1884. A través de él, Lautrec aprendió a apreciar las formas sucintas, los contornos expresivos, y los dramáticos contrastes de colores de las impresiones Japonesas. Sin embargo Lautrec no se aplico a si mismo la disciplina clásica de su admirado maestro. Su relación con sus objetos fue mucho más física, y su caracterización del modelo mucho más audaz.
cortesia wikipedia commons
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