domingo, 27 de enero de 2013

GRANADA BOABDIL بو عبد الله محمد ابن علي)

Emir de Granada

Abû `Abd Allâh “az-Zughbî” Mohammed ben Abî al-Hasan `Alî (أبو عبد الله محمد ابن علي) (Granada, 1459 - Fez, 1533) fue el último rey musulman de Granada, conocido como Muhammad XII (quizás fue el undécimo sultán que llevaba el nombre de Muhammad, y no el duodécimo, como gracias a la Yunna de Ibn ʿĀṣim podemos deducir ahora), miembro de la dinastía nazarí, llamado por los cristianos Boabdil o "Boabdil el Chico" y conocido popularmente en su tiempo con el sobrenombre الزغابي Al-Zugabi, "el Desdichado". Fue llamado por los castellanos y aragoneses "el Chico" no por su tamaño sino por su menor edad comparado con su padre y tío. Abú Abdillah <en dialecto árabe granadino>. Boabdil quitó el trono a su padre, Muley Hacén y durante un tiempo estuvo en disputa por éste tanto con él, como con su tío, el Zagal.   Abu 'Abd Allāh, en el habla granadina, debía pronunciarse como Bu Abdal-lah o Bu Abdil-lah, y de ahí el nombre espanol Boabdil, a quien se añadió el epíteto de "el Chico" para distinguirlo de su tío Abu 'Abd Allāh "el Viejo". Nacido en la Alhambra, hijo de Muley Hacén y la sultana Aixa, accedió al trono gracias al apoyo de los Abencerrajes y de su propia madre. Combatió a su padre y su tío, quienes también se consideraban legítimos reyes de Granada, durante la batalla de Martín González, en el término municipal de Lucena, fue apresado por los Reyes Católicos.
Su liberación implicó dar a Castilla la parte del reino que gobernaba El Zagal, lo que favoreció la penetración castellana y la finalización de la guerra el 2 de enero de 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos. Boabdil se aseguró la colaboración de las tropas castellanas en su exilio a Fez en 1493,  ante la posibilidad de una rebelión del bando opuesto. Según una extendida leyenda española cuya veracidad no está atestiguada por ninguna documentación, al salir de Granada camino de su exilio en las Alpujarras, cuando coronaba un collado, volvió la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando de su madre la sultana Aixa
                                       "llora como mujer lo que no supiste defender como hombre"

Debido a esto ese monte recibe el nombre del Suspiro del moro. Esta leyenda parte del siglo XVIII, cuando se publica el libro "Los Paseos de Granada" en los que aparece Boabdil. En su exilio alpujarreño, se instaló en la población almeriense de Laujar de Andarax, siendo ésta su última residencia en la península ibérica antes de partir definitivamente a África tras recoger los restos de sus antepasados en Santa Fé de Mondújar, junto a Talará (Granada)
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cortesia es.wikipedia

2 comentarios:

  1. Aixa (o Fátima) Bint Muhammad Aben al-Ahmar, apodada «la Horra» («la Honesta»), madre del último rey de Granada, es una de las personalidades femeninas célebres de la historia de Al-Andalus, a pesar de los pocos documentos que tenemos sobre su vida e incluso, sobre su verdadero nombre. Aixa era hija del rey de Granada Muhammad X el Cojo, aunque según algunos autores lo era de Muhammed VIII el Zurdo. En todo caso, procedía de Granada y debía de gozar de patrimonio y prestigio por sí misma, que explicarían su notable influencia pública. Según un documento aportado por Luis Seco de Lucena, recibió de su hermana Umm al-Fath la alquería de Sujayra (hoy Zujaira), que vendería el 3 de octubre de 1492 al caballero cristiano D. Luis de Valdivia por el precio de dos mil quinientos reales de plata, una alquería que pasaría luego a ser propiedad de los Reyes Católicos. En la misma ciudad de Granada, poseía el palacio de Dar al-Horra y el Alcázar Genil, lugares donde pasaba sus recreos. Aixa fue durante unos veinte años la sultana consorte del rey Abu l-Hasan Alí, conocido como Muley Hacem en las crónicas cristianas, con el que tuvo dos hijos varones, Abu Abd Allah Muhammad (conocido en las fuentes castellanas como Boabdil) y Abu-l-Hayyay Yusuf, y una hija llamada Aixa.
    Pero el sultán se enamoró de una esclava llamada Isabel de Solis, que tomó el nombre de Soraya, y con la que tendría dos hijos varones, la que acabó por desbancar a Fátima de la condición de sultana y confinarla en habitaciones menos regias. Hacia 1484, la rivalidad entre Aixa y Zoraya, el temor por la sucesión de sus hijos, junto con la desconfianza ante las intenciones del sultán, instaron a Aixa a participar, con la facción aristocrática de los Abencerrajes, para destronar a su esposo y poner en su lugar a su hijo Boabdil. Tras liberar a éste de una torre de la Alhambra, donde su padre lo tenía preso, Aixa incitó a Boabdil y su hermano Yusuf a huir a Guadix, donde el primero fue proclamado rey. Poco después, tras una sangrienta guerra civil, el 5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada. Aixa volvió a intervenir con tenacidad y firmeza en 1483, cuando su hijo cayó prisionero de los cristianos en la batalla de Lucena, y ella negoció su liberación. Poco se sabe de su vida en los siguientes años, pero continuo implicandose de cerca en los agitados y decisivos acontecimientos de Granada: las pretensiones al trono de El Zagal, su cuñado, y el hostigamiento constante de las tropas cristianas. Aixa se convirtió en el alma de la resistencia contra éstas.

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  2. Cuando la ciudad se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492, Aixa partió al exilio con su hijo, primero al señorío de Andarax, en la Alpujarra, y después, en octubre de 1493, a la ciudad marroquí de Fez, donde seguramente le sobrevendría la muerte.
    Mujer enérgica y de carácter fuerte y acusada personalidad, el retrato que de ella hacen las fuentes castellanas es el de una persona de arrebatos pasionales y genio viril. Su agitada vida ha dado lugar a ser utilizada como tema recurrente en la literatura hasta nuestros días. En realidad, fue una mujer capaz de importantes decisiones en la evolución política del reino usurpado, para asegurarse la sucesión de su hijo primogénito al trono de la Granada nazarí. En suma, Aixa luchó por sus derechos y los de sus hijos con una firmeza inusual en una mujer del siglo XV, una lucha que la literatura romántica convirtió en un drama de pasiones, celos y venganzas.
    cortesia nuestropasadpandalusi.com

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