Cuando se abre un iPad para verle las tripas, algo que no recomendamos hacer en casa, no resulta demasiado sorprendente averiguar que casi todo el espacio lo ocupa la batería. Al fin y al cabo, al margen de la pantalla, no suele ofrecer mucho más que un iPhone, de modo que la electrónica debería ocupar más o menos lo mismo. Es gracias a esas baterías enormes que pueden funcionar durante 10 horas sin recargar.
Sin embargo, esto también conlleva un problema. Dado que la tecnología de las baterías no ha avanzado mucho que digamos, sólo se puede mantener la misma autonomía –como Apple acostumbra a hacer– y reducir el tamaño del aparato si reducimos el consumo. De hecho, si se incrementa éste puede ser necesario engordar la tableta, que fue lo que le sucedió a Apple con el lanzamiento de su iPad con pantalla Retina, que incrementó de 8,6 a 9,4 milímetros el grosor del dispositivo respecto al iPad 2, y de 601 a 650 gramos el peso. El mayor consumo de la pantalla obligó a montar una batería mayor. ¿Cómo se ha conseguido entonces una reducción tan grande en las dimensiones y peso del iPad Air?
cortesia libertaddigital.com
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