miércoles, 26 de junio de 2013

EL INFLUJO DE LA JEQUESA QATAR

Los emires árabes no abdican, mueren con las botas puestas. Salvo Hamad ben Jalifa al Zani todos han seguido en el cargo hasta el último de sus días, o han sido apartados por un golpe palaciego –incluso por sus propios hijos, como el ya ex emir–. Pero hoy, el emir de Qatar ha confirmado los rumores que llevaban circulando semanas, y ha abdicado en su hijo el Príncipe Tamim ben Hamad al Zani, de 32 años.
Muchas cosas hacen de esta abdicación un suceso llamativo. En primer lugar, porque rompe la tendencia de los países árabes vecinos como Arabia Saudí, con emires octogenarios aferrados al cargo. Además, el heredero cuenta con el cariño de los súbditos, pero aún es poco conocido fuera de Qatar. Porque Tamim nunca estuvo llamado a tomar las riendas de este pequeño y poderoso país del Golfo Pérsico. Ni siquiera cuando sus dos hermanos renunciaron al título de heredero.
Los ojos entonces se pusieron no en el tercer hijo del emir, sino en su primo (lejano) el jeque Hamid bin Jasim Thani. Porque además de ser el actual ministro de Exteriores y primer ministro ha sido uno de los principales artífices de que el emirato gasístico sea hoy uno de los países más ricos del mundo. Como vicepresidente de la Autoridad de Inversiones de Qatar (QIA) ha sido el gestor del fondo soberano, con un valor estimado entre los 100.000 y 200.000 millones de dólares. En política exterior, ha sido el conseguidor que ha logrado dos de los principales hitos qataríes: edificar una sólida y fructífera relación con EEUU y apoyar (económica y militarmente) las primaveras árabes y los gobiernos islamistas posteriores como el de los Hermanos Muslmanes en Egipto. Y, probablemente, Hamid habría sido el sucesor de Hamad, si no hubiera aparecido en escena la segunda esposa del emir: Mozah bint Nasser.
El influjo de la jequesa

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cortesia libertaddigital.com

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