El gris de Irlanda del Norte fue el paisaje adecuado para que cumbre de los ocho países industrializados tuviera un marco de Guerra Fría en Gran Bretaña. Las diferencias entre Rusia y el resto de sus socios en el G-8 sobre Siria no consiguieron fijar una fecha para una conferencia de paz en Ginebra. Pero redactaron un plan de siete pasos, donde la auspician para “lo antes posible” y prometen “aumentar la presión diplomática”. El documento no establece cuál será el rol del líder sirio Bashar Al Assad en un futuro, mientras Europa apoya a los rebeldes y el presidente ruso Vladimir Putin respalda, arma y defiende al régimen de Damasco. El documento final de 24 páginas del G-8 incluye acuerdos sobre la lucha contra el fraude y la evasión fiscal, además del tibio avance sobre Siria. El texto establece que “cualquier gobierno de transición en Siria debe ser formado de mutuo acuerdo”. Pero declara que las ocho potencias están unidas “en querer un final negociado y pacífico para el conflicto”. La frase es más que imprecisa porque Rusia obtuvo que en el comunicado conjunto no existiera la idea de remover a Assad, que es lo que quieren Francia, Gran Bretaña, EE.UU. Japón y Canadá.
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cortesia clarin.com
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