"Yo sé que en Inglaterra me quieren los aficionados, los medios de comunicación. De una forma justa, me critican cuando tienen que hacerlo, pero me dan mérito cuando me lo merezco. En España la situación es diferente porque hay gente que me odia y muchos de estos están en esta sala", decía en la rueda de prensa posterior al partido contra el Borussia Dortmund. "Y es complicado tomar una decisión porque me gusta el club como está ahora mismo y podemos hacer cosas maravillosas. Quiero ser sincero y justo y al final de la temporada ya veré", afirmaba Mourinho en respuesta a una pregunta en inglés.
"No he tomado una decisión porque tengo un contrato y más que un contrato, que en el fútbol se rompen cuando la gente lo quiere romper, es más por el respeto que tengo por el club y por el presidente por lo que quiero esperar al final de temporada. Quiero ganar la final (de la Copa del Rey), ser segundo en la Liga y después ya veré lo que Florentino Pérez, mi amigo, quiere", insistió el entrenador del Real Madrid.
"He dicho que quiero pensar al final qué va a pasar. Me gusta estar donde me gusta mucho estar y la gente me quiere sin reservas y tengo todo el apoyo en todas las áreas y veremos qué pasa al final. El Real Madrid es mucho más importante que yo. Tengo muchos años y ya puedo caminar solo. Es importante que el Madrid siga ganando competiciones porque las estamos ganando desde hace tres años. Intentar ganar la Copa y unirla a la Supercopa", subrayó el técnico portugués.
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cortesia libertaddigital
La semifinal se perdió allí. De una eliminatoria de 180 minutos el Real Madrid tiró 90 a la basura y así resulta complicadísimo eliminar a nadie, menos aún al vigente campeón de la Bundesliga. La final pasaba por realizar un verdadero milagro en el partido de vuelta con el tremendo esfuerzo mental y físico que ello conlleva. Una vez más Mourinho tenía razón y si la actitud, también puesta en solfa por el propio Ramos nada más acabar el partido en Dortmund, hubiera sido otra no habría sido necesario recurrir al espíritu de Juanito. Era muy difícil pero no era imposible y, colocados en esa difícil tesitura, ahí sí es cuando club, afición y jugadores volvieron a dar lo mejor de sí mismos... porque, al final, el milagro estuvo a un golito de producirse. Pero que nadie se engañe: la semifinal se perdió hace justo una semana.
ResponderBorrarEl partido tiene poco que analizar; o mucho si queremos ser puntillosos: veinte minutos gloriosos en los que el Real Madrid pudo colocarse perfectamente 3-0 arriba en el marcador y, justo a renglón seguido, el lógico subidón alemán tras ver su portería sorprendentemente a cero tras el tsunami inicial. Una segunda parte de toma y daca y que quien más y quien menos dio por amortizada, un paradón de Diego López de los que hacen historia y que permitió a su equipo continuar otro ratito con el gotero a cuestas y la respiración asistida y ese arreón final madridista en el que a punto estuvo el equipo de protagonizar un milagro dentro de otro milagro. Yo, más allá de lo que sucedió sobre el campo, me quiero quedar con lo que aconteció fuera de él y que puede resultar definitivo para otear por dónde irá el futuro inmediato de la institución.
De lo dicho por Mourinho a la televisión inglesa (porque luego ofreció otra versión distinta en la rueda de prensa con todos los medios de comunicación) y de lo sugerido, o por mejor decir no sugerido, por Cristiano cuando mi compañero Yon Cuezva le preguntó por el futuro del entrenador, deduzco que parece inevitable que ganen los malos. Me sorprende que haya alguien que se sorprenda cuando José Mourinho dice que en España hay mucha gente que le odia. Salvo milagro más milagroso aún que el deportivo que debía producirse anoche ganarán los malos, los mediocres, los frustrados. Hoy, doce horas después de que el Madrid haya caído por tercer año consecutivo en las semifinales de Champions, sigo creyendo a pies juntillas que este es el proyecto bueno, pero es que aún no creyéndolo si yo fuera Florentino Pérez no dejaría que en mi guiso metieran sus zarpas gentes con ponzoña en el corazón. Ojalá me equivoque, ojalá, pero tiene toda la pinta de que, después de tres años durísimos, el club cederá independencia por un poquito de paz.
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LD / EFE 2013-08-31
La final de la Supercopa de Europa supuso para Jose Mourinho una "gran decepción", después de que el Chelsea perdiese frente al Bayern de Múnich en la tanda de penaltis.
"Estoy muy decepcionado. En mi opinión, el mejor equipo perdió. Pasa a veces en el fútbol y esto es aceptable porque es fútbol", dijo el luso.
Mourinho arremetió contra el árbitro sueco, Jonas Eriksson, y le achacó haber "matado" la final al sacar la segunda cartulina amarilla al brasileño Ramises, lo que supuso su expulsión. "Sí, fue una segunda tarjeta, pero no se hace nunca de esa manera. Habría que apercibirlo, usando el inglés de caballeros. No es nuevo para mí", lamentó.
Y prosiguió: "Los que sentimos, los que vivimos en el fútbol, tenemos una regla muy importante: la pasión. Si estás enamorado, no matas una final con una segunda tarjeta", explicó portugués.
El técnico de los blues recordó su "experiencia fantástica jugando con diez en partidos de UEFA" e ironizó sobre la posibilidad de "entrenarlos así, para marcar gol", tras explicar que los suyos habían dado todo de sí y acabaron extenuados.
En ese contexto, recordó las veces que jugó con diez jugadores contra el Barcelona: en el Chelsea, en el Inter y en el Real Madrid y "aquí otra vez", para concluir con un "analiza y traza tus conclusiones".
También sobre el árbitro, señaló que "hubo muchas tarjetas" y que "estaba encantado de añadir minutos" por lo que "nunca vi que el partido se acabara. Y el gol de Martínez fue inmerecido".