viernes, 1 de marzo de 2013

REAL DE MADRID FULL SPEED FUTBOL



Del trauma a la gloria mediaron casi cuatro años. Todo eso, casi una eternidad, hubo de aguardar el Real de Madrid, autor de un partido monumental en el Nou Camp, revancha de aquel 2-6 de funesto recuerdo. Que el premio fuera la final de Copa no pasa de anécdota. Quede muy por encima su lección de fútbol, de juego poderoso y efectivo, una cátedra en el templo culé. Allí se sentaron a dictar la ley: Varane, Di María, Alonso... Y por encima de todos, Cristiano Ronaldo, emperador ungido, bestia devoradora. Messi, como el Barça a los de blanco, no le vio ni de lejos. Recordarán los niñque su equipo ganó cómo y cuándo quiso, con media hora de adelanto. Verán repetidas mil veces las celebraciones del doblete de Cristiano y en sueños, la figura de Varane, colgado del cielo para cabecear el 0-3. El 26 de febrero de 2013 quedará por siempre como el día que el mejor Barça de todos los tiempos inclinó la cerviz como una bestia en el matadero. Quizá no fuera como aquél 2 de mayo de 2009, pero supo parecido. Es lo que tienen las venganzas. Nunca pudo nada el Barça y mucho menos Messi, que de esta vez no quedara constancia. De nada sirvieron los iniciales arreones. El primer ataque y ese intento lejano de Iniesta. Quién lo diría. Y el segundo, aún con más pimienta, con el derechazo de Messi, suavemente desviado. Dejaba hacer el Madrid, pendiente del robo donde de verdad escuece, obviando el trámite de la posesión, porque un desmarque de Cristiano valía oro puro. Por la derecha, también. Por donde dejó atrás a Puyol y por donde le derribó en penalti Piqué. Ni un cuarto de hora había pasado y allí mandaba ya CR-7, el único jugador en la historia en marcar en seis visitas seguidas a semejante estadio.

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