I. Ros-Lehtiner, presidenta de la comisión de relaciones internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, señaló acertadamente que la presencia de Cuba en la Cumbre de las Américas "hubiera sido un insulto" a la democracia, a la libertad y a los derechos humanos. Menos preciso fue Correa, el ecuatoriano, al reclamar la participación castrista porque "América latina es una sola".
Y más triste aun fue la declaración de los cancilleres de Argentina y Brasil de que esta será la última cumbre sin Cuba, a menos que ambos tengan la bola de cristal y conozcan previamente la caída del régimen castrista o su cambio radical mediante una apertura a la democracia, algo altamente improbable. En tanto Cuba no se convierta en democracia o se elimine la cláusula democrática que se exige para integrar estos organismos, parece lógico que permanezca apartada de la comunidad interamericana.
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