En total, la final de la NFL congregó a 111,5 millones de espectadores de media en todo el país, superando en 200.000 personas la cantidad del año pasado y convirtiéndose, una vez más, en el programa más seguido de la historia de la televisión estadounidense.
Ya solo al inicio del partido, los números ya sobrepasaban en un 12% los del año anterior, pese a que las cfiras preliminares del lunes por la mañana hablaban de un descenso en el interés del espectador con respecto a años anteriores.
Con esta marca, la Super Bowl se ha convertido en el mayor espectáculo televisivo registrado en seis de los últimos siete años, motivo por el cual las marcas no tuvieron problema en invertir hasta cuatro millones de dólares por spot publicitario y hacer gala, como ya es tradición, de un poderoso despliegue creativo.
Al final parece que los 22 puntos de diferencia en el marcador al descanso del encuentro no mermaron los ánimos de los espectadores, acostumbrados a darse un gran festín cada año en torno a familiares y amigos congregados en torno a un televisor.
Hasta el tradicional espectáculo del descanso, con Bruno Mars y los Red Hot Chili Peppers sobre el escenario del Metlife Stadium de Nueva Jersey, registró un récord, con 115 millones de personas siguiendo sus movimientos. Una masa de consideración.
cortesia elmundo.es
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