Así de caóticos son los precios que sufren en estos días los argentinos, sobre todo los de los alimentos. La devaluación de 23% del peso inducida por el Gobierno de Cristina Fernández durante enero se traslada sin freno al valor de las mercancías y amenaza con empujar la rampante inflación -la segunda más alta en el continente detrás de Venezuela- hacia una espiral hiperinflacionaria.
Argentina ya es experta en superinflación. Ha sufrido ese descalabro de la economía que arrasa el poder adquisitivo de los trabajadores en 1975, 1981, 1989, 1990, y 2001. La peor fue en 1989, cuando los precios escalaron 3.000% y desataron saqueos a comercios. El presidente de entonces, Raúl Alfonsín, debió anticipar las elecciones y marcharse a casa. Ahora los artículos que están fuera del plan de control gubernamental 'Precios cuidados' han disparado sus valores a niveles estratosféricos para el bolsillo de la gente. Los alimentos, por ejemplo, treparon un promedio del 50% durante enero. La carne, la comida favorita de los argentinos, ascendió entre un 20% y un 54%, dependiendo del corte que se trate.
Este corresponsal compró el 12 de enero pasado un aire acondicionado a 4.700 pesos. Este domingo ese mismo aparato vale 31,9%% más caro: 6200 pesos. El Ejecutivo aseguró que ha llegado a un acuerdo con los comercios para rebajar los precios y autorizar una subida de sólo 7,5% en marca blanca, pero eso aún no se ha concretado.
cortesia elmundo.es
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