En metro, bus o tren suburbano, el caos es el mismo: llegar o salir de los suburbios pobres de Rio de Janeiro es una pesadilla que se extiende por horas en unidades incómodas, desbordadas y sobre todo, calientes.Y a partir de este sábado... más caras. Ya comenzó a regir un aumento del pasaje de bus de 9%, a tres reales (US$ 1,25), que fue rechazado contundendentemente en una manifestación que el jueves pasado terminó en violentos enfrentamientos con la policía.Con paso lento, Rodrigo Cortez (27) recoge sus cosas en su oficina en el centro de Rio de Janeiro. Le espera un calvario que incluye metro, tren suburbano y bus. Vive en Praça Seca, un barrio de clase trabajadora ubicado en la zona oeste, a 24 kilómetros de Rio. El recorrido es de mínimo una hora y media.Tiene auto, pero entre combustible y estacionamiento "trabajaría solo para trasladarme a la oficina", dice. Además le llevaría el mismo tiempo por los embotellamientos en las autopistas.Respira profundo y comienza su viaje.Metro
Es plena hora pico y en el andén no cabe un alma. Todos van a la Central, la mayor estación ferroviaria de Rio, en la que se toman los trenes suburbanos hacia los barrios más humildes de la ciudad.Rodrigo deja pasar uno, dos y en el tercer metro, que espera por delante de la línea amarilla de seguridad, logra entrar. Es la primera "lata de sardinas", como se quejan los pasajeros."Para no tener este metro así tendría que salir a las 10 de la noche. Vamos como sardinas en lata", se queja por su parte Fabiely Lima (28) entre los empujones que recibe en la plataforma.Como Rodrigo, vive este calvario todos los días.En el tren, no hace falta tomarse del tubo para no caer. La gente se amortigua mutuamente.En Central salen expulsadas cientos de personas, que con paso acelerado se dirigen a los trenes suburbanos. El viaje no va ni por la mitad.En el metro, Rodrigo pagó 3,20 reales (US$ 1,33).
corteia elobservador.com
Un camarógrafo de la TV brasileña Bandeirantes se encuentra hoy en estado grave, tras haber sido herido en la cabeza por un artefacto explosivo durante un enfrentamiento entre policías y unos mil participantes en una protesta contra el alza en los precios de los pasajes de colectivo en Río de Janeiro.
ResponderBorrarSegún el hospital Souza Aguiar, el reportero Santiago Andrade llegó a la clínica en coma en la noche del jueves, fue sometido durante la madrugada a una cirugía de cuatro horas para contener una hemorragia cerebral y luego fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en estado grave.
Además de Andrade, el hospital atendió a otras seis mujeres que resultaron heridas durante la protesta, que se inició en forma pacífica pero que terminó en una batalla campal cuando los manifestantes invadieron y destrozaron instalaciones de la estación de trenes Central do Brasil para evitar que los usuarios pagaran los pasajes.
A partir de ahí, las tropas de choque de la policía militarizada pasaron a lanzar bombas de estruendo y gases lacrimógenos contra los manifestantes, que a su vez prendieron fuego la basura para frenar el avance de los agentes, que también fueron atacados con piedras y trozos de madera.