EL GRECO ESCONDIDO ARTE PICTORICO

El crítico Julius Meier-Graefe, uno de los nombres fundamentales en la proyección de la pintura de El Greco en Europa a comienzos del siglo XX, lo calificó de "colosal". Por su valor, Manuel B. Cossío lo incluyó en su pionera monografía sobre el pintor cretense sin haberlo visto ni conocer sus dimensiones y, de la treintena de crucificados existentes en el catálogo del artista, éste es uno de los pocos que figuran como auténticos de su pincel. Es el Cristo crucificado propiedad del marqués de la Motilla. Es el greco escondido en Sevilla.
El lienzo, seleccionado por Fernando Marías para la exposición central del Año Greco (El Greco de Toledo), representa la crucifixión con intenso patetismo. Cristo tiene el cuerpo arqueado, el cuello alargado y la cabeza elevada, con la mirada fija en el cielo, representado justo en el momento en que pronuncia las palabras: "Padre, ¿por qué me has abandonado?". El rótulo está clara y cuidadosamente escrito en las tres lenguas (hebreo, griego y latín). A los pies de la cruz, hay tibias y calaveras.
En el grupo de figuras menudas de la lejanía puede descubrirse, sin demasiada dificultad, el grupo de las Marías llorosas y semidesvanecidas que marchan al encuentro de los jinetes que vuelven del Calvario. Los edificios de la parte izquierda, adonde parecen dirigirse los jinetes, evocan directamente la silueta de El Escorial. Un lienzo similar, pero de peor calidad, que perteneció al pintor Ignacio Zuloaga, se vendió en Sotheby's por 4,4 millones de euros en julio de 2013.

cortesia elmundo.es