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viernes, 2 de marzo de 2012
"Por peteneras" historia y personajes de leyenda
Las peteneras son un tipo de cante flamenco que se basa en una estrofa de cuatro versos octosílabos que se convierten en seis o más por repetición de algunos de los versos y el añadido de otro a modo de ripio que suele ser “Madre de mi corazón”. Las letras de este palo flamenco son tristes y melancolicas y se interpreta de forma lenta y sentimental, aunque existen versiones antiguas con ritmos más rápidos y temas menos sombríos.
Existía como forma musical previamente a su adaptación al flamenco, estando para algunos estudiosos emparentada con la zarabanda del siglo XVII.
Su nombre proviene de una cantaora natural de Paterna de Rivera (Cádiz) llamada La Petenera que vivió a finales del siglo XVIII. Para algunos las raíces de este cante son judías, otros en cambio piensan que tiene una procedencia latinoamericana, concretamente del departamento de Petén en Guatemala.
Existen diferentes versiones de este cante, la antigua y la moderna y esta a su vez puede ser corta (chica) o larga (grande). La llamada petenera grande no es bailable a diferencia de la corta que si puede serlo acompañada por palmas.
A finales del siglo XIX el cantaor Medina el Viejo (José Rodríguez Concepción) dio a conocer su versión de la petenera. Esta fue adoptada por otro gran cantaor Antonio Chacón. De el pasó a la Niña de los Peines que realizó una versión propia, enriquecida melodicamente muy repetida después por otros artistas como Pepe el de la Matrona.
La danza de la petenera fue muy popular a finales del siglo XIX, siendo enseñada en las escuelas de baile después de las seguidillas sevillanas.
Federico García Lorca le dedicó a este cante su poema Gráfico a la Petenera e incluso las interpretó al piano acompañando a La Argentinita en una histórica grabación. El compositor Pablo Sarasate escribió una obra titulada "Peteneras para violín y piano".
Históricamente, tanto el baile como el cante de la petenera han estado rodeados de un "aura supersticiosa..." que, según se suponía, traía mala suerte a sus intérpretes.
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