En la década de los 50 El Laguito era una de las colonias más exclusivas del continente americano. Enormes casas de entre 800 y 1.000 metros cuadrados construidos con diferentes estancias y ambientes y baño en cada una de las habitaciones. El personal de servicio atendía las diferentes alas de cada una de estas viviendas de lujo que, ya en aquellos tiempos, contaban con paneles solares en algunas de ellas.
La mayoría había construido piscinas en los jardines aunque algunos de los propietarios decidieron no hacerlo, ya que el estanque estaba al lado de las casas, como era el caso de la que se encontraba en la Avenida 17-A del residencial de lujo en La Habana. Libertad Digital se ha puesto en contacto con la familia de un antiguo propietario de aquellas exclusivas viviendas.
Esteban Peláez dejó el pequeño pueblo de Villabajo en Asturias y a su familia para viajar a Cuba en busca de una vida mejor. Embarcó a los 14 años en el puerto de Gijón en el vapor Alfonso XIII con destino La Habana. Iba solo y con él llevaba únicamente los papeles de su hermano mayor para poder viajar y 25 pesetas en el bolsillo que era todo el dinero que había en su casa. Ocupó un camarote de tercera de 12 camas junto a otros emigrantes de más edad. En sus memorias, Esteban recordaba el cuidado de los mayores con los pequeños como si fueran sus propios hijos.
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cortesia libertaddigital
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